domingo, 10 de enero de 2010

aquellos años

Igual que hay momentos y hechos que te reconcilian con la humanidad, que te hacen darle otra oportunidad. Existen momentos que te hacen recordar lo que fue, que te trasnportan al ayer, a esos momentos que parecían no tener fin, que sentías que el tiempo se detenía solo para ti, en cualquier parque o en cualquier esquina, sin un mínimo de intimidad, pero daba igual el mundo fuera no existía no había nada más importante.

Aquellas primeras veces llenas de ilusión de vida, que se te antojaban iban a ser eternas, paso a paso descubrir los momentos de felicidad, cuando aun no existían heridas sin cerrar, cicatrices de momentos eternos que llegaron a su fin. Cada beso era un trozo de vida lleno de cariño y de inocente amor, que dabas cuando no conocías su valor.

Después llego el dolor, las decepciones, las historias que no llegaban a puerto, el conocer el valor de un beso, noches de sudor banal sin intimidad, despertares sin porque llegaste allí, heridas que nunca cerraran, cicatrices que si cerraron y errores de conciencia.

Nunca se olvida el primer beso, el primer abrazo. Los de después pierden valor, vienen cargados de miedos, de traumas y recelos, nunca te vuelves a dejar amar de la misma manera, siempre queda una ultima línea de defensa, sabes cuanto te va a costar esta aventura.

Quizás la esencia de todo sea la esperanza, la esperanza que esta vez sera la buena, que esta no te va a doler, que te vuelves a levantar y vuelves a pedalear en tu bici buscando el camino que te lleve al castillo para vencer a otro dragón y rescatar a la princesa atrapada, pero sabes que el disfraz de príncipe azul no aguanta el primer envite y después solo queda un pobre caballero buscando a su princesa, sabiendo que hay un día después de las perdices.

No existen los príncipes azules montados en caballos blancos, ni las indefensas princesas, no existen los cuentos de hadas, todo es mucho más real, más humano.

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