domingo, 21 de marzo de 2010

A veces se vuelve a casa

Por fin llego, estaba muy cansado y se dejo caer, se sintió reconfortado por fin había vuelto a casa, se sintió seguro después de mucho tiempo. Las heridas ya no sangraban, pero algunas aun dolían, hay heridas que nunca terminan de cerrar, de esas que cada invierno te recuerdan que siguen ahí.

Por fin había dejado de llover, estaba empapado, el agua le había calado hasta los huesos, la lluvia no perdona no piensa en quien hay debajo, ella solo se deja caer y si no te puedes refugiar te moja inapelablemente, al principio te hace sentir vivo, te despierta los sentidos, pero con su caída inapelable termina calándote hasta dentro.

Esa guerra había terminado al fin, había dejado nuevas cicatrices que se unían a las viejas y como todas le había robado un poquito su ser, y le habían hecho un poco más duro, la vida se asegura de que aprendas, pobre de ti si no aprendes rápido.

Eran tiempos difíciles y tumultuosos, nadie sabía donde estar seguro, el rey había muerto sin descendencia, la epidemia que asolaba el país se lo había llevado dejando un vacío de poder, ya que el rey era viudo desde hacía cuatro años y no había tenido hijos. No había nadie que pudiera coger el la responsabilidad de dirigir el país, y un puñado de oportunistas intentaban ocupar un lugar que no les correspondía, eso había degenerado en una guerra civil encubierta. O como los pobres siempre pagan las consecuencias de los caprichos del destino, no habían sido buenos años, varias sequias y plagas habían mermado mucho a la población que subsistía como podía, y la misma epidemia que acabo con el rey estaba haciendo una gran mella en la población ya que en casi todas las casa había perdido a algún ser querido.

En medio de toda esa situación él, se había quedado sin la tierra sobre las que se apoyaban sus pies, se quedo suspendido en un “equilibrio inestable” inmerso en una guerra que le llego de repente y de la que nunca supo cómo salir. Los golpes se reciben todos juntos y tú solo puedes intentar esquivar y aguantar esperando a que todo termines y sigas vivo, sin estar seguro de cuál es la decisión correcta, de que camino lleva a casa, eso solo lo sabes después, cuando pasa el tiempo y puedes mirar atrás. No hay decisiones equivocadas por erróneas si se tomaron en consecuencia desde la propia convicción que era lo mejor que se podía hacer, no hay mal camino aunque no te haya llevado a ninguna parte, si aprendiste y disfrutaste del viaje.

Por fin estaba en casa, pero le rondaba la certeza que la vida no da respiro, que pronto a su puerta llamaran para que decirle que comenzó otra guerra que hay otra batalla que luchar, otro camino que coger y otro destino incierto.